LA CASA DE ADUANAS DE RUMICHACA, LADO COLOMBIANO
J. Mauricio Chaves Bustos
Escritor -
Investigador
En 1932 se inauguró el
Edificio de la Aduana
Nacional en el puente de Rumichaca, siendo el administrador
de aduanas de entonces el Sr. Paulo Emilio Padilla y Alcalde de la ciudad el
Sr. Joaquín Revelo, quienes promovieron la construcción de aquel bello y
romántico edificio que muchos nos dimos el placer de pasar cuando viajábamos
hacia el Ecuador y que ahora ha sido recuperada, después de décadas de descuido
y abandono. Los datos recogidos el periódico El Derecho de Pasto son los siguientes:
Inaugurada la Casa de Aduana en Rumichaca,
que regenta el Administrador de Aduanas Pablo Emilio Padilla. Se inicio la
construcción el 1º de julio de 1931, bajo la dirección de ingeniero bogotano
José Francisco Cortes. El 25 de diciembre del mismo año se dio al servicio el
edificio. El Ingeniero Mecánico Willy Fleischman, encargado del montaje del
servicio higiénico, cuya obra finalizo el día sábado 30 de abril de 1932. El
montaje para el servicio de agua esta dotado así: Un motor de 2 caballos de
fuerza, marca Deutzz, aleman de 1ª clase; una bomba de la misma marca y un
dinamo de corriente continua de 110 voltios, 400 watios, 1.100 R.P.M., con su
respectivo tablero y demas accesorios. Con este dinamo se puede dar un correcto
servicio de luz para el edificio.
La casa vale 6.000
pesos oro (1931); sus cimientos son de piedra y cal, los muros de ladrillo y
solo para las divisiones se ha utilizado el ladrillo crudo. El edificio tiene 4
salones creados para su objeto en el 2º piso; en el piso bajo esta el servicio
sanitario, aparentemente para cocina y comedor, un salón de recibo y un
pórtico.
El hermoso edificio de la Aduana fue posible gracias
a la intervención acuciosa ante las entidades nacionales del alcalde de
entonces, Sr. Joaquín Revelo, quien, por demás, fue miembro de numerosas
fundaciones culturales y sociales, como la del Carácter, Caro, la Lírico Musical
Bolívar, y quien como Alcalde municipal o como Secretario de Hacienda del
Departamento siempre buscó el progreso de su ciudad nativa, Ipiales.
Muchos años después, vuelve a ser
recuperada para beneficio de la cultura del Sur occidente colombiano,
armonizando de esta manera con la recuperación que hiciera el Ecuador del
también hermoso edificio de la
Aduana. Un museo que contenga piezas representativas de
nuestra cultura y de nuestra historia, elementos que hablen de nuestra
identidad, un auditorio donde todos tengamos oportunidad de departir nuestros
saberes, nuestras artes, nuestras creaciones, pero por sobre todo un espacio
que manifieste abiertamente los lazos de hermandad que existieron, existen y
existirán entre Colombia y Ecuador, ese viejo puente, testigo no mudo, sino
manifiesto en su fuerza consustancial, del arribo del Inca a nuestras tierras,
pero también de la resistencia y coraje de nuestros ancestros Pastos, el
Rumichaca, nuestro viejo puente de piedra, que no separa sino que une a un
mismo pueblo que se resiste a sobrepasar sus diferencias por encima de todo
aquello que nos une. Solo resta quitar la vieja verja que impide la locomoción,
no tanto física, como si la espiritual entre un pueblo consustancialmente
unido, como lo sentimos y lo expresamos quienes hemos nacido en tierra de los
Pastos.
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